Yo lo veo como una herida útil,
de que la última lágrima se seca,
el motor comienza a girar.
En el asfalto,
junto a las primeras hojas de otoño,
como un árbol,
lejos del cemento,
con las ramas, abiertas al suelo y cielo,
respirando a pleno pulmón.
De que la última lágrima se seca,
el amor,
ese amor escondido,
duende de todas las esquinas,
mueve el motor,
mi motor de vida.
miércoles, 24 de julio de 2013
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