lunes, 14 de septiembre de 2015

¿Resucitará?

Tenia la almohada entre las piernas, abrazándola como si hubiera naufragado en la cama, donde hacía unas pocas horas, me dijeron, vivía .
Un impacto bien fuerte, le había naufragado.
Tenía,  cerca de su cara, manchas rosadas y coralinas,  restos de espuma .
Llegué a la tarde, sobre las seis, para no hacer haciendo: no  palpar sus pulsos, ni oir sus latidos, no escuchar ni los ecos más lejanos, del viento más lejano de allá donde fuera hueco.
 Llegué allí para tocar su piel fria, ver sus livideces, sus restos de naufragio, su carpeta de plástico.

Sí, no había duda, había naufragado, quedando doblado, sobre la cama, como esos cristos del siglo XV, en un mar de miseria, soledades, latas y paquetes  viejos, todos alrededor de él, flotando.

LLamé a la policía para custodiar su cuerpo, como   soldados romanos llegaron.Su labor era custodiar aquel hombre hasta que llegara el forense.Recibieron una llamada de urgencia, unas amenazas de un hombre  cuchillo en mano y marcharon. Llegaron en su lugar otros policías (! cuántos policías !) y allí quedaron.
No sé si habrá resucitado y dará  un buen susto mañana, a alguna trabajadora al coger el metro.
No sé.

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