viernes, 23 de mayo de 2008
Hay un momento en que dejo la cabeza justo al borde de la acera, escuchando las pisadas de los gatos escondidos detras de las ruedas de los camiones dispuestos a saltar sobre los pájaros marroncillos.
Hablando ayer con uno de esos pájaros me contó que un día fue una mujer como yo, de carne y hueso, y que tomó no sé que pastilla para el colesterol y que se quedo así.
Hacía bochorno, llovía .En una esquina, un gato rubio se relamía unas plumas de su bigote.
No.
Las ciudades no son una jungla, ni selva...son mujeres pajarillo con gatos detrás de ruedas de camiones.
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