jueves, 4 de marzo de 2010
Ni el vientre en la arena
ni la nube quieta
ni el rayo amarillo
ni la lengua seca
ni tú ni yo ni nadie
ni nada mismo, nada
nada.
Ni el vacío, que anida
en la esquina del patio
ni el polvo de la rama
ni el canto ni la idea,
ni la montaña de nieve ni la primavera,
ni nadie, de nada
nada mismo,
nada.
Ni el´demonio ni el ángel que camina a su lado,
ni tú ni yo
ni nadie nada.
Nada de nada
nada.
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