domingo, 13 de julio de 2008
Conocí a Mr Tillet trabajando en el Sector Bergerac ouest en la región de Dordogne.
Morel, era el nombre del pabellón, donde Mr Tillet paseaba a lo largo y ancho todos los días, muy pegado a las paredes de la gran sala de estar .
Me llamó la atención desde el primer día, al llegar allí su altura y su desgarbada figura en equilibrio inestable, cabeza hacia dentro, vientre hacia afuera, piernas flexionando en 90º a grandes zancadas.
El Pavellón Morel, era una prueba de más nivel que el pabellón al que tenía costumbre de ir todas las mañanas: el pabellón 427, no tenía ni tan siquiera nombre de eminente psiquiatra adjudicado, el resto de pabellones lo tenían menos aquel 427, era tan solo el Pabellón 427, un pabellón que estaba ocupado de enfermos dementes, psicosis crónicas, retrasados, ancianos y epilépticos deficitarios.
En la Universidad de BOrdeaux II hacía aquel año 4 diplomas: dos de Geriatría uno de Psicología Médica y otro de Biopsiquiatria y Farmacología, así que por interés el pabellón 427 era el mío,lleno de dementes y personas con psicosis crónica.
Morel era un pabellón con "entradas" casos agudos y enfermos menos deficitarios.La estancia podía ser de menos de un mes en el caso de bouffets delirants, y en el caso de algunos alcohólicos, la media de estancia era de tres a seis meses, y algunos casos como el de Mr Tillet podía llevar muchos años.
Mr Tillet era un ingeniero que un día escuchó las voces de unos extraterrestres que le dieron una combinación para la LOto francesa, él apostó una y otra vez hasta que consiguió arruinarse por completo, lo que agravó aún más su estado y la familia decidió hospitalizarlo con una orden del Prefecto, para saber el porqué, el cómo de aquel catastrófico proceso y con la esperanzada hipotética de una evolución favorable.
Mr Tillet llevaba allí más de 10 años, andaba a paso rápido manos cruzadas a la espalda, barbilla sobre el esternón, vientre abultado ,forzado hacia adelante.
Así mirado pareciera un caballo, de paso andaluz bien entrenado.
En aquel pabellón, recuerdo también a Mr Martinez un hombre andalúz, dado por desaparecido en la Guerra Civil, que acabó en Paris de cocinero y acabó en MOrel tras acuchillar a un hombre andaluz también, que tuvo la mala suerte de ir a la cocina del restaurante donde trabajaba Mr Martinez y él pensó que se lo iban a llevar a España, y lo iban a fusilar.
Me sonreía cuando le llevaba aceitunas y le repetía que un señor que se llamaba F.Gonzalez era el presidente de España, él no me creía y me decía que Franco le mataría.
Le sugerí al jefe de servicio, hacer que la embajada recogiera datos de e´l, quizá había familiares de aquel hombre que podrían recogerle en sus hogares, pero Mr Courreges que así se llamaba mi jefe, me aconsejo que dejaramos las cosas como estaban, que ya había tenido procesos paraoicos con pasas al acto, y que sería mejor dejarle acabar sus días allí, seguro de sus delirios en Morel.
" Je voudrais parler avece vous, si ca ne vous derange pas trop" le dije un día a Mr Tillet.
"Je nái rien a vous dire, Mme".
" Jáimerais parler avece vous, sil vous plait Mr Tillet.." repetía yo, y la respuesta solía ser ver al poco tiempo a Mr Tillet sumido en sus paseos, con sus manos cruzadas a la altura de las nalgas y su vientre de galera.
Las enfermeras y enfermeros, enseguida me pusieron al corriente de la conducta de Mr Tillet en el pabellón, bebía litrs y litros de agua, porque quería eliminar el efecto de los medicamentos que tomaba que era fundamentalmente Haloperidol, Nozinan, Tercian..y debido a ello los correctores de sus efectos secundarios Artane.
Mr Tillet era un admirador de la medicina CHina y decían que solía comentar en alta voz, que los Chinos sabrían curar su problema, que nosotros no sabíamos nada, solo dábamos medicinas que eran puros venenos.
Un día pude hablar con Mr Tillet, mi trabajo en aquella época era atender las demandas de las enfermeras, leer el Cahier de rapports y ver quién había ingresado, quién había estado agresivo o quién tenía algún problema órganico..valorar los análisis, concetraciones y tratamientos, valorar la posibilidad o no de salidas los fines de semana,las visitas de familiares,valorar los proyectos de salida definitivas en largas reuniones con el resto de cuidadores, psicólogos, asistentas sociales, valorar e informarme sobre las terapias ocupacionales, hablar con los tutores, las asistentas sociales del hospital, reunirme con el resto de compañeros y con el jefe de servicio y lo que más me gustaba hablar con los pacientes y revisar sus Historias clínicas, donde aveces encontraba caligrafías amarillentas por el paso del tiempo, escritas hacía 20, 30 años, con un exquisito francés al que yo no podría nunca aspirar a dominar pero que me complacía enormemente leer.
Hasta para mandar a tomar viento, los franceses lo hacen poético.
Hablaba yo de tal forma garrafal el francés que nada más descolgar el teléfono del pabellón al decir: "Allo..escuchaba al otrol lado:" Mme o Mmle Sonia,...y les solía preguntar: ¿pero cómo es posible, narices ya! que diga con mi mejor acento Allo y no os cuele??
Pero lo que más ,me desesperaba con el equipo de cuidadores, por sus caras de cansancio al ver que no conseguiría dominar la lengua en mucho, mucho tiempo... me beneficiaba con los pacientes, sus defensas se desmoronaban con más facilidad y si eran de granito sus bloques defensivos la masilla que unía las gruesas piedras empezaba a volverse más porosa.
Tanto es así, que tenía mi método para saber si un enfermo iba bien, si conseguía reirse tras hablar con él.
Muchas veces le decía al enfermero responsable del pabellón , un hombre que parecía mayordomo de la Real Casa Inglesa: " Mr Auteill va tres bien, il a rit".
Me solía mirar asombrado y sonreía, creo yo, pensando que al cabo de 1 año o menos, vendría otro residente y no tendría que aguantar más mis rocambolescas intuiciones, ya que le desbarataba sus principios.
Otro día seguiré hablando de Mr Tillet y de su fantástico e increible viaje a la China, de su intento de suicidio posterior y de las veces que le recuerdo aún después de más de 16 años.
Pero será en otro momento...
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1 comentario:
Estimada Sonia,
Espero con interés la continuación de tu relato sobre Mr. Tillet. Veo que tuvo un intento de suicidio y estaría bien saber en qué coyuntura sucedió.
Un abrazo,
Miquel
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