lunes, 14 de julio de 2008
Mr Tillet me contestaba con monosílabos, otras veces miraba al fondo de la ventana.
Cuando se ponía más nerviso, balanceaba el cuerpo, se acunaba o bien tosía, removiendo traquea y bronquios.
Esperaba que me dijera algo, por poco que fuera que sirviera para ayudarle a tirar del ovillo, pero mi formación en la frontera entre la psiquiatría, la geriatría, y la medicina general solo le podía ofrecer escucha, escucha con mi dominio del francés, escaso.
Aveces pienso la cántidad de material (de profundo material), que habrá pasado por mis orejas sin tan siquiera poder ser apreciado, y otro tanto material que tanto me sugería por similitudes que quizá interpreteba por otras palabras , en ciertos momentos, y no eran tales...
Estas preguntas me las hago ahora.
Mr Tillet reconocía que quizá había escuchado mal las voces de los extraterrestres la combinación de la Loto..quizá se había equivocado al escucharla.
En ningún momento puso en duda no sólo las voces si no la certeza de aquellas voces como trasmisoras de un mensaje cierto.
"¿de dónde son esos seres Mr Tillet, puedo yo hablar con ellos? "
"No lo sé, Señora, quizá pueda".
" Le amenazan, le insultan...)?"
"no, nada de eso, me gusta hablar con ellos".
"Hablan de más cosas,además de la LOto
"Sí"
"¿De qué hablan esos seres..?
?
"No puedo decirselo"
"¿Podré hablar con usted mañana Mr Tillet"?
"s¡Si vous Voulez".
Otro día quedaba para hablar con él, y no quería, se quedaba mudo delante de mí, sin decir una sola palabra, miraba a la ventana, absorto. Esos momentos eran los que seguramente hablaba y escuchaba sus robos de pensamiento, sus ecos, sus voces...
Una mañana llegué al pabellón.
Los enfermeros y enfermeras me dijeron a trompicones: "Mr Tillet no está en el pabellón desde el fin de semana".
"¿Ha venido su familia a buscarlo???"
"No, se ha marchado!!, parece".
Temimos durante unos días que se hubiera suicidado. Mr Tillet era una bomba de relojería, aquellas voces intratables, aquel hombre que había tenido una vida laboral, emocional "impecable" estaba sumergido en el mundo profundo de la psicosis hebefrénica, delirante..de pronóstico incierto.
Sus intoxicaciones hidrícas su relación con la purificación del agua, nos hacían temer que el rio de MOntpon que atravesaba el hospital le hubiera atraído de forma siniestra.
Se tuvo que desplegar todo el mecanismo burocrático de costumbre... cuando un paciente internado de Oficio desaparecía...investigación, prefecto, papeles y papeles, certificados..justificaciones, contra-justificaciones, rapports una y otra vez papeles que podrían empapelar cualquier salón de baile.
Una semana después otra noticia nos llenó de alegría, de sorpresa. Aún recuerdo aquella maravillosa noticia, la noticia más increibles que haya escuchado nunca:
Mr Tillet estaba en la embajada Francesa en Pekín esperando su repatriación sanitaria.
Mi alegría fue total: !Al fin Mr Tillet había logrado llegar a China, había intentado encontrar una solución ...él sólo, con apenas 20 francos en el bolsillo !!¿cómo era posible?
Le vi en el pabellón, a los pocos días.
Le miraba encantada, contenta, le hubiera abrazado, estrechado entre mis brazos, besado en las mejillas, pero no podía más que mirarle, muda como él, examinar cada uno de sus gestos, sus toses, sus entrecruzamientos de dedos, las fibras tensionadas de su cuello, su cruce y descruze de rodillas....
Pero Mr Tillet no hablaba, estaba más apagado que de costumbre. Su mutisme era total. su cara triste, más demacrada, su aspecto más delgado...
Cuando volví a hacer su re-entrada en el pabellón, sólo dijo que quería tomar exclusivamente el tratamiento quele habían puesto los médicos en China:
un bote sencillo de plástico con una etiqueta escrita a mano, con una tinta azul añilada, en caracteres chinos..unas bolitas granates y marrones estaban dentro que resultaron ser vitaminas.
En la hoja que traía escrita a máquina , en inglés, se hablaba de psicosis y esquizofrenía, se aconsejaba contactar con la embajada y un tratamiento con Haloperidol.
El tratamiento que indicaban era Haldol.
Mi decepción fue tan enorme como la que tenía Mr Tillet, quizá yo espera también un recibimiento con honores de este hombre por aquella proeza y no un escueto: "..enfermo de esquizofrenia delirante".
¿qué sabían ellos?
¿qué sabíamos nadie...de Mr Tillet?
Nadie ,nada.
Durante unas semanas, dejó de comer,de beber...repetía que nada le interesaba, quería morirse.
Intentó cortarse las venas..tuvo que ser aislado. Medicado por via venosa.
Cada día le veía consumirse más y más...
La tristeza que expresaba era gigantesca.
Un día..sin saber porqué, se levantó y empezó a beber agua sin parar...las enfermas le regañaron, y él volvió a grandes zancadas a caminar por el salón de la televisión, por el jardín...
Se cruzaba conmigo y con su exquisita educación me saludaba y me recordaba:
"Mme il faut pas croire il faut savoir".
"oui, Mr Tillet vous avez bien raicon, il faut savoir, toujours savoir".
Nos mirabamos con la complicidad del que está fuera o dentro através de un espejo, aveces no sabía si él era mi médico o él mi paciente.
Mr Tillet toujours dans mon esprit.
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