viernes, 21 de noviembre de 2008
LLueve tanto que estoy obligada a sentarme en un petril de cualquier playa.
Me vuelvo y están hablando en portugués, que dulzura...alla el horizonte, la mar verde; el sol calentando mis hombros: " Eu so qui eu so, chingando a na fala, eu voy a mirarle une pala vose a teñu aprender, despacito.Eu cayo di bossa......vose qui qui regse du se, vose vout tiñer que viver"
No sé que dicen pero suena a cañaciña, a Vinicius.
Me vuelvo, veo una playa llena de vacas en la arena..un chico alto, delgado me pregunta:" tu veux manger des crevetes aujor d´hui?? si tu veux je vais les chercher"..Hace calor bajo el cocotero, la mar rosa, una serpiente descansa en el peldaño gris de cemento.
Despierto.
Sin levantarme meto los dedos en la arena.Ojos cerrados. Dedos en la arena...la sensación de encontrar un anillo, un aro. Ojos cerrados, acariciando a la arena.
El sol rascándome las piernas..el portugués pasando por mi garganta, las gambas colgadas de las orejas de las algas.
Puedo andar o salir caminando, elijo ir corriendo.
Cojo el metro a todo correr, corriendo entre la lluvía.
Llueve en Bilbao.
Bilbao LLueve.
Cada gota un grano de arena.
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