jueves, 17 de septiembre de 2009
Me llama la atención la discreción y elegancia de los muertos de hambre y los sin techo, que no sé por qué se les llama así "sin techo", por no tener no tienen mesa, ni cama, ni esquina, ni sofá.
Pero a lo que voy, me llama la atención la discreción que tienen para morirse los pobres en las ciudades, lo hacen sin aspavientos, ni vómitos, ni explosiones biliares. Los pobres y humillados se mueren en silencio, trasformándose en sombras.
Los pisa uno ,sin querer, los aparte después con la punta del zapato, y resultan como carbonilla. Ni un gemido, ni una lágrima, se van como nubecillas de ceniza de ala de pájaro.
Otro día hablaré de cómo mueren los ricos, si es que mueren, que nadie lo tiene seguro.
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4 comentarios:
las palabritas iban más en el sentido de que los pobres no son nada en vida ni muertos.Los "poderosos" son mucho, y tanto son que ni se mueren ,al menos del todo, y seguiré investigando...;-)
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