sábado, 17 de octubre de 2009
Ante la actual redada policíaca, el que suscribe, Alfonso Sastre Salvador, natural de Madrid, de 83 años de edad, ciudadano vasco desde hace varias décadas, solicita de ustedes que hagan urgentemente todo lo posible por que se desactive y cese la actual redada de ciudadanos vascos, y les sea devuelta la libertad. También, en la presente carta, quiere exponerles lo que sigue:
1.- Que le resulta impensable que no haya entre ustedes quienes estén en desacuerdo radical -empezando desde el ejercicio de su actividad de juristas, profesionales del Derecho- con medidas como ésta y no se sientan avergonzados de que en nombre de la Justicia se falte a ella persiguiendo a personas pacíficas, cuyo único «delito» es ser patriotas de izquierda y tratar de expresarse en los campos de la política o el sindicalismo. ¿Ninguno de ustedes mantiene, al menos en su fuero interno, este pensamiento? No lo puedo creer.
2.- Que la existencia legal de una izquierda abertzale (patriótica vasca) que no «condene» públicamente la violencia armada de ETA no sólo no comporta un apoyo a este tipo de lucha y la consiguiente tentativa de prolongarla en el tiempo sino que, por el contrario, es necesaria (esta izquierda) para la solución del conflicto político, y, con ello, para el cese de ese tipo de lucha (que es una tragedia muy dolorosa), y el deseado advenimiento de la paz, siendo, como digo, la existencia legal de esta fuerza política nada menos que una conditio sine qua non de ese feliz advenimiento. Por lo demás, el patriotismo vasco es una idea legítima aunque, hoy por hoy, y aquí está una clave del conflicto, no sea legal, hecho en el que se basa y se explica la violencia que padecemos.
Para mí, quienes están aplaudiendo -en muchos casos, fervorosamente- estas detenciones no son partidarios de la paz sino que prefieren la existencia de la violencia armada.
Por lo menos algunos de ustedes, señores magistrados, hagan lo posible para, de momento, suspender la violencia de estas detenciones que se ejerce sobre gentes de paz y, por cierto, muy pacientes ellas mismas.
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