domingo, 4 de octubre de 2009
El otro día llegaba a casa cansada, sin ganas ni de quitarme las botas, como quien dice, como casi siempre cuando mientras comía una comida fría y de compromiso conmigo misma, puse la caja tonta a producir imagenes y sonidos. Y estaba allí hablando un señor con cara de querer hacer amigos, de su padre, el Sr Samarach y de que tenía una corazonada. Vi que allí mismo a su lado estaba el Alcalde de Madrid, la Presidenta de Madrid, el mismo Borbón, el Sr Zapatero...y no sé quién más.
Todos se pusieron a llorar de esa forma que lloran los poderosos, creando ilusión y desesperanza al mismo tiempo en los ciudadanos.
No sé, no me interesan las Olimpiadas, ni sé que pasará en el 2016.
Sólo sé, que en mi barrio no había lugares de juego para los chicos y chicas, y que aveces veo placas de latón viejo en muchas placitas, que dicen: " prohibido jugar a la pelota".
Y no hay soberanos, ni alcaldes ni presidentas ni no sé que fascistas franquistas aún vivos, que vengan en defensa de los juegos en la calle ni ahora ni para el 2016.
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