domingo, 9 de enero de 2011


No se si era el viento sur o los ríos de paseantes con sus trofeos de rebajas en las bolsas, pero ayer parecía que Bilbao era aún más pequeño.
Los rumanos ponían rictus de más hambre, más dolor, más gestos de poliomielitis que de costumbre pero no servian para nada, casi todo el mundo miraba hacia la puerta del Corte Inglés como la entrada a la cueva de Alí Baba susurrando por lo bajani:"Abracadabra".
Una pareja de adolescentes en una esquina oscura se besaban, me recordaron que la Navidad se había acabado y que los primeros amores son incombustibles.

1 comentario:

Io dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

Contribuyentes