EV. Así como en Grecia suman ya 29 huelgas generales desde que estalló la crisis, aquí los sindicatos mayoritarios acostumbran a pensárselo y mucho antes de convocar una. Usted, hace unos meses, hzo un llamamiento a "una huelga general indefinida". ¿Por qué?
TF. Exacto. Para mí el adjetivo fundamental es "indefinida". Ha llegado el momento ya no del análisis sino de la acción y de una acción que sea transformadora, no sólo simbólica. En Catalunya, la presente crisis ha situado a un 12% de la población en la miseria y en la pobreza extrema, según datos del Informe INSOCAT de enero del 2013. Se trata de personas que si no van a hacer cola en alguna parte no comen. Y a este 12% se le tiene que añadir el 18% de pobreza, de personas que tienen dificultades para llegar a final de mes. Entonces, si sumamos el 12% y el 18% nos da un 30%, que cumple la profecía maldita de Margaret Thatcher cuando nos hablaba de la sociedad de los dos tercios. Es decir, que para gobernar con éxito se debe de ignorar a un tercio de la población, sacrificarle, porque no es necesario para ganar las elecciones, y así se estabiliza la sociedad. Y en Catalunya esto es una realidad. Además, la pobreza ha aumentado sobre todo en las familias con niños pequeños.
Por lo tanto, esto significa que ha llegado el momento de la acción pero no de una acción simbólica sino de una acción contundente. Y el objetivo de la huelga general indefinida es el de hacer caer al Gobierno, un Gobierno que en lugar de gobernar en favor de los intereses mayoritarios y de las necesidades reales objetivas de la población gobierna en contra de estos intereses y a favor de unas minorías. Y tenemos suficientes datos concretos, como el rescate de la banca, lo que ocurre con los bancos que tienen pisos en propiedad y desahucian a la gente y tantos otros, que deslegitiman a este gobierno.
Y ésta es mi propuesta: organizarnos para una huelga general indefinida, derrocar al Gobierno y, entonces, abrir un período constituyente. No se trata solamente de derrocar a este Gobierno, a este partido, porque el problema es el sistema en sí, el sistema en el que nos encontramos tanto a nivel socio-económico y, también, político. Y para cambiar de raíz este sistema tan desigualitario es necesario un proceso constituyente, el órgano adecuado en democracia.
Publico.es
miércoles, 13 de marzo de 2013
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