Y viene la luz,
un poco más,
cada día,
y se ve lo que estaba oculto,
y se encuentran tesoros, y algún sagutxu muerto.
En nuestros desvanes,
con fogonazos,
de memoria de infancia.
En cuclillas en las cresterias,
y montañas del día a día,
vértigo,
y pronto se olvida.
miércoles, 24 de diciembre de 2014
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