lunes, 29 de diciembre de 2014

Viaje

Mientras me instalaba en el hotel, veía a través de la ventana una gran ola que arrastraba llena de barro, toda la tierra de aquella playa.
Le pregunté a mi compañero, que había que salir, ya.
Me tranquilizó, diciéndome, que era habitual ese tipo de olas, y que no había visto aún las peligrosas.
En el cielo, volaba una cometa con forma de gusano de color naranja.
Miré hacia los lados y el cielo era azul, tranquilo,había gente en la playa tomando el sol. Al volver a mirar al frente la ola había desaparecido.
A lo lejos, veía formarse una ola aún mayor que esta, Manolo me miró moviendo la cabeza: "Esta tampoco es de salir corriendo".
Puso su brazo sobre mis hombros, y dejé mi cabeza en su cuello, su olor me tranquilizaba, como siempre.

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