martes, 21 de diciembre de 2010

40 años después le dieron la razón, y el Nobel..


"Los transposones no sólo se encuentran en los genomas animales. También las plantas los poseen, y en muchos casos en cantidades mayores. En el maíz, los transposones ocupan más del 60% del genoma. No es de extrañar que estos elementos genéticos móviles fueran descubiertos por vez primera en esta planta. Bárbara McClintock, que estudiaba al microscopio los cromosomas del maíz, trabajando en solitario en su laboratorio de Cold Spring Harbor, fue la primera en proponer, en la década de 1940, que los genes podían saltar libremente de un punto a otro del genoma. La idea de la existencia de genes móviles, que McClintock desarrolló después de estudiar decenas de generaciones de maíz híbrido, fue rechazada por absurda, y su autora fue condenada al ostracismo durante décadas hasta que, a principios de 1980, las nuevas técnicas de la biología molecular demostraron que tenía razón. Recibió el premio Nobel en 1983, cuarenta años más tarde de su crucial descubrimiento, siendo la segunda mujer, tras Marie Curie, que recibió un Nobel de Ciencia en solitario. Al final, los genes saltarines de la Dra. McClintock no solamente demostraron su existencia, sino que cada día resultan más importantes para comprender nuestra propia evolución y las enfermedades que nos atormentan.

La naturaleza, como afirmaba J.B.S. Haldane, no sólo es más sorprendente de lo que imaginamos, sino más de lo que podemos imaginar".

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