domingo, 21 de diciembre de 2014

Los perros de mi calle, no ladran a la Luna.,
Van vestidos con abrigo,y llevan joyas,
¿cómo era ya antes?
En el tren,uno miraba para la ventana,
el otro para el pasillo,
y otros se cogían de la mano,
ahora los dos miran hacia abajo,al teléfono
en juegos de perritos vestidos, de zanahorias y manzanas.
Lo sabemos,
no estamos en guerra, no vamos desnudos,
hay personas en los cajeros de mi calle,
y los perros  huelen su trasero,
Es todo algo confuso,
mientras jugamos,
con la elegancia,de matar el tiempo,
como si fueramos de hielo.




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