jueves, 21 de agosto de 2008
Cuando hay mucho asombro triste, suelo tomar mi medicina: un libro de Alfonso Sastre.
En este caso he cogido :" Lumpen, marginanción y jeringonça" un libro al que tengo un cariño especial porque lo compré en el mercadillo de la Plaza Nueva de Bilbao, al lado de quincalleros, y gitanos (seguro que Alfonso no hubiera encontrado mejor lugar para estar allí expuesto a la venta).
La cosa que suelo abrir sus libros, allá por donde los libros se me abran.
Empiezo a leer una noticia que apereció en el periódico ABC hace ya muchos, muchos años .
Decía el periódico que había habido un tiroteo en una calle, y una niña había muerto.
Un hombre había huído, y otro hombre: Eleuterio Sánchez, había sido arrestado.
Alfonso mandó una carta al director de aquel diario Torcuato Luca de Tena, y con la amabilidad y bondad que le caracterizan pero sin perder ni un ápice la robostuz y dignidad de sus bellas palabras, aconsejaba utilizar los términos precisos: tiroteo hay cuando de un lado y otro de la refriega, se producen tiros.
Si la polícia era la única que había disparado, no había habido tiroteo.
Un polícia había matado a una niña ( ahora diríamos querido Alfonso, daños colaterales ) y como se suele decir en mi barrio, ya se la estaban endilgando al quinqui huído.
Mientras leía el libro, el metro ha pasado del tunel al exterior.
Lo hace en un trayecto que se llama: Urbinaga, donde hay una depuradora de aguas fecales, de todas las aguas fecales del Gran Bilbao.
Allí, como en un aeropuerto siniestrado hay casas, casas desvencijadas, casas con grandes grietas y balcones que se sostienen de milagro, con ropa secándose y niños jugando descalzos.
Sí, son gitanos.
Cuando hay un asombro y tristeza muy grande, leo a Alfonso, descubridor de los sufrimientos diarios, escondidos, silenciosos.
De las tragedias invisibles perdurables hasta la eternidad.
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1 comentario:
El Lute, el Lute, el Lute es cojonudo, como el Lute no hay ninguno.
En el verano del 1971, tres vasquitos, fueron detenidos por la G. Incivil, mas bien, G. Militar, en Navas de la Asunción
( Segovia ), por entonar esta canción, tras el banquete de una boda, que en su día se le dedicó a Iribar.
Recibieron unas cuantas ostias, pero estos no están como declarados victimas del terorismo, simplemente eran unos niñatos rojos separatistas.
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