domingo, 31 de agosto de 2008


voy andando por la calle.
Me tropiezo y caigo sobre el hombre que tengo enfrente, se le dispara el arma, éste cae delante de una mujer, se le dispara a ésta el arma y con tan mala suerte que el arma de la mujer dispara el arma de un anciano que la tenía escondida debajo de la boina.
Ni le roza la bala en la cabeza, pero al caer su pistola dispara, la de un joven traficante de speed, que a su vez al dispararse hace una detonación sobre la de otro guardaespaldas, y en dominó sobre la de un guardia civil de paisano, un ertzaina que pasaba por allí un vigilante de un Banco y un municipal, para acabar con la pistola que un niño en tanta confusión ha encontrado en la acera.

El niño se quema la mano, llora...y de pronto todos aplauden.

El dominó gigante, no ha causado esta vez ninguna víctima.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Es tu alegato del domingo contra las armas?

En el relato bíblico no había armas en el mundo de Caín y de Abel, sólo una quijada de asno y enconados sentimientos humanos,

Las armas por sí solas no matan, detras de un arma que mata suele haber, por lo menos un humano.

Uff, es que hoy cogiste cada tema que es para desarrollarlo en un tratado de 900 páginas, Sonia.

No me veo con ánimo de hacerlo.

Ganas tú por abandono del oponente.

Come back soon, please.

Saludos

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