viernes, 19 de septiembre de 2008


La elegancia de las aves, la forma de girar la cabeza los caballos,los caminos que realizan las hormigas, el paso vacilante del caracol...la meticulosidad de las arañas,la belleza de los escarabajos irisados...sólo es comparable al sonido del viento de madrugada al borde de la mar...
Esos momentos azules , naranjas
con sonidos que te hielan y te abrasan en mil colores.
Silencio,
mis dedos espuma.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Caray, qué suavidad de dedos, Sonia: "...mis dedos espuma"

¿Y eso del viento a la orilla del mar, ahí en el Cantábrico, en el mes de febrero, es bueno para la salud, además de ser un potente recurso de estilo?

Es que no me veo yo contemplando las estrellas, por muy amarraditos que lo quiera pensar, al otro lado del puente de Portugalete y con un viento de unos 100 km/h silvando en las orejas a las cuatro de la madrugada.

¿Será compatible la ensoñación poética con un entorno confortable en el que materializar esas sugerentes visiones tuyas?

Saludos

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